His voice.


Súbitamente, unos faros aparecieron a la vuelta de la esquina. El coche casi atropelló al gordo, obligándole a retroceder hacia la acera de un salto. Me lancé al medio de la carretera. Ese auto iba a pararse o tendría que atropellarme, pero, de forma totalmente inesperada, el coche plateado derrapó hasta detenerse con la puerta del copiloto abierta a menos de un metro. -Entra -ordenó una voz furiosa. Fue sorprendente cómo ese miedo asfixiante se desvaneció al momento, y sorprendentemente también la repentina sensación de seguridad que me invadió, incluso antes de abandonar la calle, en cuanto oí su voz.

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