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Mostrando entradas de enero, 2010
Expresar sentimientos es difícil. Si no conocemos las heridas del héroe no podemos saber lo valiente que es. Si no hiciera falta protegerse de algo (o de alguien) no existirían las murallas. No creamos muros alrededor si nunca han sido necesarios. No nos despertamos abrazando a la almohada si nunca hemos dormido con alguien . No luchamos si no hay batalla que ganar. No lloramos sin motivo (bueno,o solo a veces). Y aún con todo, sonreímos para las fotos aunque llevemos un largo tiempo intentando levantarnos con el pie derecho.

Letter

Julia reconoció la letra de Tomas. Cogió el sobre, lo abrió y sacó una carta. Septiembre de 1991 Julia: He sobrevivido a la locura de los hombres. Soy el único superviviente de tan triste aventura. Como te escribía en mi última carta, por fin partimos en busca de Masud. He olvidado en el fragor de la explosión que aún resuena en mí por qué era tan importante para mí reunirme con él. He olvidado el fervor que me animaba para filmar su verdad. No vi más que el odio que rozaba mi cuerpo y el que se llevó por delante a mis compañeros de viaje. Los habitantes de la aldea recogieron mi cuerpo entre los escombros, a veinte metros del lugar donde debería haber muerto. ¿Por qué la onda expansiva se contentó con lanzarme por los aires, cuando despedazó a los demás? Ya te he dicho: he sobrevivido a la locura de los hombres. Cuentan que cuando te llega la muerte, vuelves a ver en tu cabeza toda tu vida. Cuando la muerte te atrapa con esa fuerza, no se ve nada de eso. En el delirio que acompañaba

Welcome to my life.

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Booze , sex and rock&roll .

Friendship never ends.

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Tú buscabas a alguien, yo pensaba que se t rataba de una mujer, pero era tu amigo de infancia. Él y su familia habían logrado pasar al otro lado del Muro diez años antes, y desde entonces no habías vuelto a verlo. Pero ¿cómo encontrar a un amigo entre miles de personas que se abrazan, cantan, beben y bailan por las calles? Entonces dijiste que el mundo era grande, y la amistad, inmensa. En medio de esa multitud gigantesca, un rostro se volvió hacia nosotros. Vi cruzarse vuestras miradas, un hombre de tu edad te observaba fijamente. Casi sentí celos. Entonces Knapp dijo tu nombre: "¿Tomas?" Vuestras siluetas se veían hermosas sobre las calles adoquinadas de Berlín Occidental. Abrazaste a tu amigo. La alegría reflejada en vuestros rostros era sublime. Antoine lloraba, y Mathias lo consolaba. Si hubieran estado tanto tiempo separados, su felicidad al reencontrarse habría sido la misma, le juraba. Tú apoyaste la cabeza en el hombro de tu mejor amigo. Viste entonces que yo te