-¿Qué es lo que tiene esa mocosa que tú no tengas de sobra? Tu bella sonrisa no se puede comparar.
-¿Qué hay de su pulso?
-Sobrevalorado está. ¡Sobreestimado! ¡Exagerado! Si con nuestros ojos él te viera... Y en el dedo de esa tonta su anillo no está, y no toca el piano, ni canta así, no te puede alcanzar.
-Ella puede respirar
-¿Y qué? No importa. ¡Sobreestimado! ¡Exagerado! Tendría que apreciar que eres especial. Si con nuestros ojos él te viera...
-Si una vela toco sé que nada sentiré, si me cortas es igual no sangraré. Y yo sé que ella está viva y que muerta yo lo estoy, pero sufro en realidad, no diréis que no es verdad. Aún me quedan lágrimas que derramar...
-Tan solo es destacable en la miserable que muy viva está. ¡Sobreestimado! ¡Exagerado! Todos saben que se trata de un estado temporal, que se cura enseguida cuando llega el final. ¿Y qué? No importa. ¡Sobreestimado! ¡Exagerado! Si con nuestros ojos él te viera...
-Si una vela toco sé que nada sentiré, sobre el hielo o bajo el sol no cambiaré. Y mi corazón responde, aunque no late... se rompe. Y yo sufro en realidad, no diréis que no es verdad, y aunque sé que muerta estoy... aún me quedan lágrimas que derramar...



Dime, querida, ¿se puede romper un corazón que ha dejado de latir?

Comentarios

Entradas populares de este blog

Avenida del Tibidabo, 32, Barcelona.

El cementerio de los libros olvidados.

El laberinto de los espíritus - Carlos Ruíz Zafón