Sabineando.

Les presento a mi abuelo bastardo, a mi esposa soltera, al padrino que me apadrinó en la legión extranjera, a mi hermano gemelo, patrón de la merca ambulante, a mi tío el marino que tuvo un sobrino cantante. Al putón de mi prima Carlota y a su perro salchicha, a mi chupa de cota de maya contra la desdicha. Mariposas que cazan en sueños los niños con granos cuando sueñan que abrazan a Venus de Milo sin manos. Me libré de los tontos por ciento, del trento del bisnes, dando clases en una academia de cantos de cisne. Heredé una botella de Ron de un clochar moribundo. Yo quería escribir la canción más hermosa del mundo.


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