Me gustaría escribir. Me gustaría abrir una página en blanco y poder decir cosas bonitas y coherentes. Cosas que la gente lea y sienta y disfrute y comparta. Me gustaría poder juntar dos palabras, y después otras dos, y dos más, hasta crear historias que sean mías y tuyas y suyas a la vez. Quisiera escribir como lo hacía antes, todos los días, sin motivos, sin preocupaciones, sin sentir que para hacer algo bonito y con sentido tengo que perder todo lo que tiene sentido para mí. 
Escribir me ayuda a pensar en los momentos más caóticos; me ayuda a calmarme cuando el mundo pesa tanto que hasta respirar se hace difícil; me ayuda a hacer que el tiempo pase un poco menos despacio esos días donde un minuto duele como una semana sin sonreír. Escribir me ayuda, en general, a vivir.


Escribir es lo único que me queda cuando no me queda nada.

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