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Mostrando entradas de enero, 2017

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Si volviera a nacer, me gustaría decirte que corregiría errores, pero pasaría seguramente por las mismas cosas. Me equivocaría en los mismos sitios. Y acertaría más bien poco o casi nunca. Porque si volviera a nacer, me gustaría decirte que sería más duro, más experimentado, más sabio. Pero imagino que nada, que acabaría diciendo los mismos te quiero. Los mismos te odio. Los mismos adiós. [Risto Mejide]
¿Sabes? las peores pesadillas no tienen monstruos sino espejos , y eso es algo que no sé cómo explicarte.
"Éste es un mundo de sombras, Daniel, y la magia es un bien escaso. Aquel libro me enseñó que leer podía hacerme vivir más y más intensamente, que podía devolverme la vista que había perdido. Sólo por eso, aquel libro que a nadie importaba cambió mi vida ."

Mort

En mi mundo, la muerte era una mano anónima e incomprensible, un vendedor a domicilio que se llevaba madres, mendigos o vecinos nonagenarios como si se tratase de una lotería del infierno . La idea de que la muerte pudiera caminar a mi lado, con rostro humano y corazón envenenado de odio, luciendo uniforme o gabardina, que hiciese cola en el cine, riese en los bares o llevase a los niños de paseo al parque de la Ciudadela por la mañana y por la tarde hiciese desaparecer a alguien en las mazmorras del castillo de Montjuïc, o en una fosa común sin nombre ni ceremonial, no me cabía en la cabeza . Dándole vueltas, se me ocurrió que tal vez aquel universo de cartón piedra que yo daba por bueno no fuese más que un decorado . En aquellos años robados, el fin de la infancia, como la Renfe, llegaba cuando llegaba.
Yo había crecido en el convencimiento de que aquella lenta procesión de la posguerra, un mundo de inquietud, miseria y rencores velados, era tan natural como el agua del grifo, y que aquella tristeza muda que sangraba por las paredes de la ciudad herida era el verdadero rostro de su alma. Una de las trampas de la infancia es que no hace falta comprender algo para sentirlo. Para cuando la razón es capaz de entender lo sucedido, las heridas en el corazón ya son demasiado profundas .
Me gustaría escribir. Me gustaría abrir una página en blanco y poder decir cosas bonitas y coherentes. Cosas que la gente lea y sienta y disfrute y comparta. Me gustaría poder juntar dos palabras, y después otras dos, y dos más, hasta crear historias que sean mías y tuyas y suyas a la vez. Quisiera escribir como lo hacía antes, todos los días, sin motivos, sin preocupaciones, sin sentir que para hacer algo bonito y con sentido tengo que perder todo lo que tiene sentido para mí.  Escribir me ayuda a pensar en los momentos más caóticos; me ayuda a calmarme cuando el mundo pesa tanto que hasta respirar se hace difícil; me ayuda a hacer que el tiempo pase un poco menos despacio esos días donde un minuto duele como una semana sin sonreír. Escribir me ayuda, en general, a vivir. Escribir es lo único que me queda cuando no me queda nada.