Hace tiempo conocí a un hombre gracias a una amiga, a ella le gustaba y no paraba de hablar de él, así que un día me lo presentó. A partir de ese día su relación fue a peor, y la nuestra a mejor. Ya sabes como es la vida, pasan cosas, suceden otras... Y de la noche a la mañana me encontré sin amiga y enamorada, enamorada hasta los huesos. Los meses fueron pasando, los días se sucedían deprisa llenos de caricias y besos, de discusiones y enfados, de muchas reconciliaciones. Éramos una pareja difícil, los dos temíamos demasiado perdernos, y los celos nos atacaban por cualquier cosa. De lo que no nos dimos cuenta hasta que fue demasiado tarde es que el mismo miedo a perdernos estaba haciendo eso mismo, alejarnos, hasta que él decidió alejarme del todo. Entonces el tiempo se hizo más extraño, rápido en ocasiones, demasiado lento la mayoría de las veces. Todo se volvió insoportablemente raro. Y el dolor... el dolor era indescriptible. Después de casi dos años las cosas empezaron a normaliza...